jueves, 26 de febrero de 2009

SISTEMA DE COMERCIALIZACION DE FRUTAS Y HORTALIZAS EN FRESCO

DISTRIBUCIÓN DE LAS FRUTAS Y HORTALIZAS EN ESPAÑA UNA VISIÓN GENERAL DE LOS CANALES
El circuito básico de distribución de estos productos es el llamado “canal largo”: productor-mayorista en origen-mayorista en destino - minorista - consumidor, en el que participa un elevado número de intermediarios.



Esta configuración básica del canal de distribución Esta configuración básica del canal de distribución corresponde a una situación anterior derivada de la antigua obligatoriedad de que todos los productos de alimentación perecederos se comercializaran a través de los “mercados centrales”. La evolución sufrida tanto en el entorno de la producción como en el de la propia distribución ha hecho que este esquema se haga más complejo, y que junto al circuito tradicional se desarrollen otros circuitos más cortos y que aparezcan nuevos agentes de la intermediación que en parte sustituyen a los antiguos, acortándose en algunos casos la longitud del canal de distribución.
En el actual sistema de distribución comercial de frutas y hortalizas en fresco pueden diferenciarse hasta cinco configuraciones principales de los canales de distribución.Las dos primeras corresponden al canal tradicional.
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La señalada con el número 1 es la configuración más prototípica, caracterizada por la figura del mayorista en origen, que limita sus funciones a poco más que la distribución física del producto, con sencillas funciones de selección, limpieza y embalado. Esta figura está perdiendo importancia relativa y quedando constreñida a los mercados locales o comarcales.
La otra configuración de esta clase de canales, la señalada con el número 2, corresponde al que podríamos denominar canal convencional para diferenciarlo del anterior. La principal diferencia de esta forma actual del canal tradicional es el cambio del mayorista en origen por la central hortofrutícola que, además de realizar las funciones de distribución comercial, realiza la preparación y acabado del producto, desde la selección hasta el envasado, diferente en función de cuál sea el punto de venta final, de manera que puede considerarse que la primera puesta en mercado del producto se realiza no por los agricultores, sino por las centrales hortofrutícolas, una vez “acabado el producto” ya que éste, tal como lo entrega el agricultor, es realmente producto “semielaborado”.
El canal de distribución de los productos hortofrutícolas en fresco en España
El canal tradicional continúa siendo el eje articulador de los intercambios, sobre todo a través de los mayoristas instalados en las Unidades Alimentarias de la Red Mercas que comercializan aproximadamente el 60% .
producción nacional de frutas u hortalizas (Mercasa, 2006). En este canal el agricultor vende el producto a un mayorista en origen o bien lo entrega a una cooperativa para su preparación y acabado y posterior venta a un mayorista en destino que a su vez lo revende a los minoristas, o al sector Horeca.
Las figuras que intervienen en este canal son numerosas y aún pueden participar alguna más como los corredores, intermediarios que trabajan por cuenta de mayoristas en origen o destino, cuyo cometido es el de detectar oferta disponible y relacionar al comprador con el productor.
Nótese que el agricultor, primer productor, rara vez vende el producto directamente a un mayorista para su comercialización directa en destino, sino que lo vende o lo cede para su venta a un mayorista o cooperativa, que realiza las funciones de acabado (selección y clasificación, limpieza, acondicionamiento frigorífico…) y presentación (envasado, etiquetado, embalado, paletización) del producto en instalaciones conocidas como “centrales hortofrutícolas”. De esta forma, la “primera puesta en mercado” del producto no la realiza el agricultor que, normalmente, sólo obtiene un producto semiacabado que necesita de una posterior preparación para obtener el producto que finalmente adquirirá el consumidor.
Este canal también es el principal abastecedor de los minoristas ambulantes que venden en mercadillos callejeros (6 a 7% de aprovisionamiento de los hogares), por lo que puede afirmarse que este canal abastece aproximadamente la mitad del consumo de las familias en España.
Junto al canal tradicional se han desarrollado “canales paralelos” a partir de grandes empresas minoristas que han implantado instalaciones mayoristas, conocidas como “centrales de distribución” en las que agrupan el producto comprado a grandes productores o a centrales hortofrutícolas, tanto privadas como cooperativas, para después distribuirlo a través de su propia red de establecimientos minoristas en España y en otros países de Europa.
3. LA PRIMERA PUESTA EN MERCADO DE LOS PRODUCTOS: LA DISTRIBUCIÓN COMERCIAL EN ORIGEN
La comercialización hortofrutícola ha sufrido una transición paralela al incremento de la superficie agraria y de la producción, consolidándose un proceso de agrupación de los agricultores y productores y de concentración de la oferta, y un desarrollo de la exportación de frutas y hortalizas en fresco.

Proceso de comercialización tras la producción hortícola centrado en los principales canales, describiéndose con mayor grado de detalle la primera fase de la comercialización en el mercado de origen: el intercambio de producto entre los agricultores y los operadores comerciales en origen.
Así vemos cómo los agricultores asociados a una cooperativa o una estructura de comercialización privada acuden a las subastas de las alhóndigas para vender parte de sus productos; o que, con frecuencia, las empresas comercializadoras tengan una parte de la producción propia y otra que adquieren en el mercado; o, finalmente, cómo las comercializadoras, cooperativas o privadas, utilizan varios tipos de proveedores para abastecerse.
Como ya se ha mencionado anteriormente, la primera fase del proceso de comercialización que tiene lugar entre los productores y operadores comerciales en origen se hace en gran medida con lo que hemos denominado “producto semielaborado” que, tras las funciones de preparación y acabado, se envía a los mercados en destino. La insistencia en la necesidad de acabar el producto entregado por los productores para comercializarlo es debidos a su incidencia sobre la formación de la cadena de valor de la distribución de estos productos. .
4. PRINCIPALES FIGURAS DE LA DISTRIBUCIÓN COMERCIAL EN ORIGEN
Los productores y sus asociaciones En este apartado se examinan de manera resumida las principales características de los productores de frutas y hortalizas, en tanto que primeros participantes en la cadena de valor de estos productos. Para ello se utiliza la información de la Encuesta sobre la Estructura de las Explotaciones Agrícolas de 1997 y 2003, que tienen a estos cultivos como Orientación Técnico Económica (OTE) que, si bien no son los únicos productores de frutas y hortalizas, son los realmente relevantes en el mercado
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Productores de hortalizas. De las 273.345 explotaciones de hortalizas (INE. Encuesta sobre la Estructura de las Explotaciones Agrícolas, 2003) existentes en España en 2003, sólo el 18% tenían como OTE las hortalizas.

viernes, 21 de noviembre de 2008

MERCADEO Y VENTAS DE HORTALIZAS

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http://www.dinero.com/noticias-columna-del-lector/mercadeo-comercializacion-hortalizas-frutas-no-tradicionales-colombia/51872.aspx
Don José es un productor de naranja ombligona, que vive en una vereda ubicada a 6 horas en lomo de mula hasta el casco urbano de su municipio, el cual queda a 8 horas de viaje terrestre para llegar a la capital del departamento. Pierde gran parte de su cosecha porque la única persona que se la compra no le compra toda la carga y, además de eso, se la compra al precio que éste ultimo lo desee. Doña Benilda es una productora de cebolla larga, producto conocido también como cebolla junca o cebolla en rama. Ella, a diferencia de don José, vive a tan solo 1 hora del casco urbano de su municipio y éste, a su vez, queda a tan sólo 3 horas de viaje terrestre para llegar a la capital del departamento. Pierde gran parte de su cosecha porque a su finca no hay una vía de acceso en, al menos, un estado que permita ingresar un vehículo de carga pesada de manera periódica. Sólo pueden acceder camperos pequeños que le recogen sólo una parte de
la carga y de manera intermitente. Los camiones grandes prefieren cargar la cebolla en otras veredas de departamentos cercanos con vías de acceso más fáciles de transitar. Estos son sólo dos de los cientos de casos que he tenido la oportunidad de conocer y ayudar en la búsqueda de una solución real, viable y productiva, además, todos estos casos tienen siempre un denominador común: La falta (y en muchos casos la ausencia) de alternativas de mercado
para ubicar estos productos. Si bien es cierto que todos los gobiernos, tanto nacionales, como regionales y locales, han formulado y ejecutado, en mayor o menor medida, planes y proyectos relacionados con el fortalecimiento del sector agropecuario de su área de influencia, también es muy cierto que el impacto real de estos proyectos no se acerca siquiera a los rangos mínimos de los indicadores construidos para ello e infortunadamente, hoy se siguen encontrando pequeños productores que “sobreviven” de lo que pueden o que se desplazan a las capitales de departamento a engrosar los cordones de miseria urbanos sabiendo que nuestro campo es supremamente rico en recursos.
¿Cómo abordar el reto de lograr que los productores no pierdan sus cosechas por falta de mercados para poner sus productos? Si estuviera recién egresado de mi formación universitaria respondería: “buscarle a estos productores nuevos mercados”. Pero con la experiencia he podido darme cuenta que lo verdaderamente importante está en formar al productor para que, él mismo, identifique oportunidades de negocio y mercados potenciales. Lo verdaderamente impactante es lograr que el productor, por cuenta propia, identifique y aproveche diversas oportunidades de negocio y tras ellas, mercados potenciales. Infortunadamente el enfoque de “buscarle a estos productores nuevos mercados” es lo que se viene haciendo y cuando los recursos, vengan de donde provengan, se agotan y el técnico o experto se va, el productor vuelve a su estado inicial. Lamentablemente estas situaciones han generado la idiosincrasia en algunos, no todos, los campesinos del “qué me van a dar”. Es por esto que es necesario diseñar programas no sólo de capacitación, sino de formación con acompañamiento temporal en campo, en donde sea el propio productor quien se encargue de su negocio pues es él quién en realidad sabe del negocio y el consultor debe estar a su lado aconsejándolo para que tome una buena decisión. Existen tres paradigmas que todo proyecto y todo consultor que busque apoyar la comercialización de productos agrícolas debe eliminar: que el productor no aprende, que el experto o consultor sabe más que el productor y que al campesino hay que hacerle las cosas. Nada más falso y perjudicial que creer que estas tres cosas son ciertas.
Director General Fundación para el Desarrollo Económico y Social de las Comunidades – FUNDESCOM – Consultor y Conferencista en Mercadeo Agrícola. e-mail: fundescom.col@hotmail.com